miércoles, 5 de junio de 2013

INTRODUCCIÓN



Internet no fue pensado, en un principio, para realizar compras. Era una herramienta para el intercambio de información, para la comunicación. Sin embargo, se convirtió en una gran oportunidad de negocio y eso propició que empezara una adaptación de Internet al comercio electrónico. Fueron creándose mecanismos de seguridad para la transmisión de datos confidenciales, como los datos bancarios. Además, se impulsaron muchos y diversos métodos de pago.

Las ventajas de la compra a través de Internet son innegables. Se puede comprar cómodamente desde casa y en tiendas de todo el mundo. Todas las tiendas están a la misma distancia del usuario, cuesta exactamente un clic del ratón llegar a cualquiera de ellas.

La rapidez con la que se puede comprar también es algo evidente, entrar en una tienda on-line, seleccionar el artículo y hacer el pedido puede costar unos pocos minutos. Para los comerciantes también hay muchas ventajas, a través de una página web pueden llegar a millones de usuarios, no necesitan local ni empleados para mostrar sus productos y los pedidos les llegan instantáneamente y bajo un mismo formato. En definitiva, se ahorran costes.
No es poca la gente, hoy en día, que prefiere realizar sus compras en internet. Quizá no las compras menores del día a día, pero sí los artículos como televisores, portátiles, videojuegos, ropa especializada o exclusiva, viajes, vuelos, etc. Es decir, aquellos artículos que prefieren meditar, informarse y comparar en varias tiendas, antes de adquirirlos.

Dentro de la red existen varios ámbitos en los que podemos movernos para realizar nuestras compras. Podemos comprar productos de segunda mano que anuncian otros usuarios, comprar en tiendas que sólo existen en la red, o en nuestra tienda habitual que también dispone de una tienda virtual. Existen sitios con subastas, páginas web que te proponen descuentos sustanciosos en servicios por un tiempo limitado, y un sinfín de opciones que han logrado que los usuarios confíen más en las compras desde internet.

CÓMO COMPRAR



La compra por internet es una compra inteligente, meditada. En las tiendas convencionales solemos observar un escaparate, entrar y realizar compras más o menos impulsivas. La única referencia que tenemos es nuestro propio conocimiento y la del comercial que nos atiende, cuyo objetivo es vender. Sin embargo, en internet lo habitual es que el consumidor ya sepa lo que quiere. Lo busca, se informa sobre el producto, busca opiniones de otras personas que lo adquirieron antes, observa imágenes y vídeos del funcionamiento, se informa sobre la reputación de la tienda, compara precios entre distintos sitios y, finalmente, compra.

La exigencia del consumidor medio hace que, necesariamente, las páginas deban trabajar de forma rápida y eficaz y ser extremadamente competentes. Porque cualquier tienda virtual sabe que, si da un mal servicio, la red entera se hará eco de ello. Si ocurre de forma puntual no importa, pero un mal servicio como norma hunde las tiendas en Internet, donde la información corre como la pólvora.

Cuando uno empieza a comprar en Internet, lo normal es que desconfíe, pero verás que, a medida que te vayas familiarizando con el entorno, acabarás prefiriendo esta forma de compra. ¿Por qué? Porque tienes más donde elegir y en muchos casos a precios más competentes. Además, no necesitas salir de casa para realizar las compras, te la llevan a casa.

En nuestras compras convencionales, cuando acabas de llegar a un lugar nuevo, debes investigar las tiendas de la zona. Pero luego de haber realizado una pequeña investigación, encontrarás una selección de tiendas que se convertirán en tus tiendas habituales o preferidas. En Internet ocurre lo mismo.

¿QUÉ SE PUEDE COMPRAR EN INTERNET?



Se puede comprar casi de todo.  Algo que nos puede orientar en este aspecto es conocer qué es lo que está comprando actualmente la gente. Si miramos algunas de las listas de hábitos de compra por Internet veremos que hay unos pocos productos que acaparan casi todo el tráfico de ventas.
Los productos y servicios que mejor se venden son, sin pretender ser exhaustivos, los discos, los libros, los viajes y reservas de hoteles, entradas para el cine, la formación y productos diversos subastados. Esto es así por varias razones:
Tendemos a comprar en Internet productos que van a resultar idénticos en la tienda física que en la virtual, o que ofrecen alguna ventaja en su compra online. Es decir, que su calidad es conocida previamente y no variará por el hecho de comprarlos por Internet, como los libros. Algunas tiendas de discos y libros son Fnac, Diaz de Santos y Amazon.
Solemos contratar por Internet servicios en grandes compañías, en que ya estamos acostumbrados a adquirir de forma telefónica. Por ejemplo tarifas telefónicas o de conexión a Internet, servicios bancarios, seguros, etc.
Algunos ejemplos son The Phone House, Movistar, Orange o Vodafone para el sector de la telefonía. O BBVA, CajaMadrid, LaCaixa, Ibercaja para la banca.
Adquirimos servicios o productos que aporten algo distinto a la compra convencional. Donde salgamos ganando, no ya por el precio, sino por la calidad, exlusividad o las posibilidades del producto o servicio.
Por ejemplo, la formación en plataformas virtuales ofrece ventajas como poder formarte sin desplazamientos ni horarios estrictos. Además es posible contactar con los tutores y profesores para tutorías individualizadas y resolución de dudas a través de la comunicación instantánea mediante chat, videoconferencia, etc.
La información de la bolsa a través de Internet supera con creces a las que se puede ofrecer por teléfono u otros medios, ya que es más útil y rápido ver una pantalla con los datos y gráficos de las cotizaciones que escuchar los datos por teléfono.
Las subastas online se utilizan mucho. Son menos especializadas o exclusivas que las convencionales, pero mucho más populares. Su grandeza reside en que miles de personas participan y por lo tanto hay una oferta muy amplia y variada.
La música y los juegos se compran cada vez más en formato digital. Es decir, que cada vez menos solicitamos que nos envíen un CD a casa con el contenido, pagamos por tener acceso a la música en un sitio de Internet, por libros virtuales que podamos leer desde cualquier dispositivo o por juegos que resultan más baratos por el hecho de no incluir un DVD físico.
Si encontrar lo que buscamos es más sencillo en Internet que a pie de calle. La centralización de la información es la que ha hecho que cualquier internauta, incluso los inexpertos, se atrevan a contratar viajes a través de Internet. Por ejemplo, en Internet el sector que más vende es el del turismo. Vuelos, viajes, hoteles y ofertas de ocio varias. Esto es por la competencia de sus precios y en gran parte por la facilidad para encontrar lo que buscamos.
Existen portales especializados en buscar vuelos y hoteles como Atrápalo, eDreams, Rumbo, Trivago o Booking.com. Sólo debes indicar el origen y destino, así como las fechas de ida y vuelta. Ellos se preocupan de encontrar la información sin que tú tengas que saber qué compañías realizan esos trayectos. Además, la mayoría permiten filtrar los resultados, escogiendo si los quieres con o sin escalas, o si te gustaría que el hotel tuviese 1 o 5 estrellas, etc.
También compramos productos que no solemos encontrar fácilmente. Productos especializados que quizá no encontraríamos a menos que realizáramos grandes desplazamientos, como artículos de coleccionismo, productos homeopáticos, comida para vegetarianos o exótica, ropa para deportes específicos o minoritarios (Barrabes, SuperSport o SportArea), etc.
Estos productos tienen poca salida en el mercado, por eso las tiendas convencionales no se especializan, sino que simplemente disponen de una pequeña muestra. Sin embargo en Internet venden a nivel nacional o internacional y no necesitan disponer de stock, por lo que es mucho más sencillo encontrar lo que buscas.
Productos y servicios que nos avergüenza comprar. Lencería atrevida, juguetes o servicios sexuales, han consegido un gran mercado en la red gracias a que garantizan una total discreción.

Los productos que menos se venden en Internet son aquellos en que preferimos ver antes de comprar. Por ejemplo, en el sector de la alimentación. La gente prefiere ver el aspecto que tiene la comida antes de comprarla, y confían menos en el trato que se le dará durante el transporte. La ropa o los zapatos también son artículos que normalmente preferimos probar antes de adquirirlos.
A un nivel generalista, no se suelen adquirir, pero eso no quiere decir que no tengan su mercado. Con el tiempo se han ido desarrollando opciones interesantes que dan cabida a estos sectores.
Los grandes hipermercados y supermercados ofrecen, como complemento a su servicio en tienda, venta online. Así, aquellas personas que confíen en sus productos y profesionalidad y que tengan problemas de horarios para realizar las compras, o algún impedimento que les suponga problemas de desplazamiento, pueden realizar la compra desde casa con la garantía de que, si hay algún problema, tenemos cerca a alguien que responde del género. Agunos ejemplos son Carrefour o El Corte Inglés.
Las tiendas de ropa ofrecen en sus páginas consejos de moda y belleza, facilidad para las devoluciones y ayuda para escoger la talla adecuada. Las tallas cambian considerablemente de una marca de ropa a otra, por eso lo que la gente acostumbra a hacer es comprar en la versión virtual de su tienda de ropa habitual, donde ya conoce su talla.
Han proliferado también las páginas de compra exclusiva o clubs de compra privados, que ofrecen productos de altas marcas a precios reducidos a sus usuarios.